El leñador se paro alado del tronco de un árbol grande y alto que acababa de cortar, contemplando su trabajo con pesadumbre. El no había echo ningún esfuerzo por investigar la naturaleza del terreno escondido debajo de los matorrales, y ahora encontraba para su consternación, que el árbol cayo en una angosta y rocosa hondonada que hizo imposible su rescate.
Mientras el árbol estaba en pie, el leñador podía decidir en que dirección derribarlo; pero una vez cortado de su tronco, hacer un cambio en su posición estaría mas allá de su capacidad hacerlo por mucho que lo deseara.
Amigo mió, se esta acercando el día cuando UD desearía ardientemente la oportunidad que es suya en este momento, pero su capacidad de hacer un cambio habrá pasado para siempre, como la del señor arriba mencionado o han rechazado el camino de salvación provisto por el señor Jesucristo.
Las escrituras fueron dadas por Dios para nuestra admonición y están llenas de advertencias de que la muerte es el “punto de no regreso” y el fin de nuestro periodo de prueba No habrá positivamente ningún cambio después que el alma este separada del cuerpo. En el lugar que el árbol cayere, allí se quedara (ECC. 11.3).
Si UD esta esperando un tiempo mas conveniente asegúrese de que nunca llegara, porque Dios nunca se equivoca del tiempo de cuando el llama “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí el tiempo de salvación” (2 Cor. 6:2) “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” (Heb. 3:15).
Algunos dirán que atenderán estas cosas cuando la ocasión les sea propicia, pero no quieren molestarse ahora. Permítasenos decir a quienes han leído estas líneas y en consecuencia han leído el conocimiento de la urgencia de este asunto, que si demoran su decisión y la muerte les alcanza, morirán en sus pecados y tendrán que dar cuenta a Dios de la verdad a su alcance, si no la aceptaron.
“El que reprendió endurece la cerviz, de repente será quebrantado, no habrá para el medicina.” (Prov. 29:1).
Si usted tiene valo9r suficiente para enfrentar esta situación, hará un esfuerzo para hacer algo para su bienestar espiritual. Para ayudarle a su búsqueda para la salvación, le señalamos cinco pasos importantes.
PRIMERO – UD tiene que estar eternamente convencido por si mismo que es un pecador y que es completamente incapaz de hacer algo para merecer su propia salvación. “Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios”
SEGUNDO – Arrepiéntase, y vuelva a Dios el corazón contrito y humillado por todos sus pecados. “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” (Luc. 13:3.)
TERCERO – Confiese a Dios que UD es un pecador necesitado de salvación y pídale que el reciba y escriba su nombre en el libro de la vida por amor a Jesucristo. Su palabra dice “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 juan 1:9). “El que a mi viene, no lo echo fuera.” (Juan 6:37).
CUARTO – Crea que Jesucristo murió en su lugar para que UD pueda tener vida eterna. Ahora, si su arrepentimiento y sumisión son completos, no vacile en recibirle como su Señor y Salvador con fe verdadera y darle las gracias por la salvación. En el acto, el espíritu de Dios dará testimonio de que UD a renacido. UD ha respondido a sus condiciones y es tan seguro como el pueblo de Israel cuando el ángel de la muerte vio la sangre y paso sobre ellos. (Éxodo 12). Pero recuerde, que una simple aceptación mental de las verdades aquí presentadas no substituirá una sumisión genuina de corazón pues sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay, y que es galardonador de lo que le buscan. Lea Heb. 11, todo el capitulo.
QUINTO – Despliegue su bandera. Confiese su fe. UD ahora es cristiano por la gracia de Dios. Dígalo a los demás. Y es seguro que UD sufrirá persecución, pero Dios lo recompensara dándole la paz y el gozo que sobrepuja todo entendimiento. (Fil. 4:7). El Señor pondrá el gozo de ganara a otros para El, si UD es fiel en su testimonio Jesús dijo “A cualquiera, pues, que me confesara frente de los hombres, yo también le confesare frente de mi Padre que esta en los cielos” (Mateo 10:32). De manera que su responsabilidad hoy es confesar y creer como se expresa en Romanos 10:9-10. “Que si confesares con tu boca que Jesús es el señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Neil D. Cameron
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